Todo buen cristiano ha tenido que leer, aunque sea una vez en su vida, el Catecismo de la Iglesia Católica, libro originalmente escrito para ser fuente y texto de referencia para obispos y diocesanos designados en las parroquias, de manera que ellos lo utilicen en la creación de sus programas catequéticos. Este libro presenta al Catecismo en su forma más abstracta y académica; el como se debe enseñar la doctrina contenida ahí siempre se ha dejado que sea a criterio de los catecúmenos locales.